domingo, febrero 12, 2012

EL DIBUJANTE DE LOS DEDOS ROTOS (Ali Ferzat)


El 25 de agosto de 2011 el dibujante Ali Ferzat sale de su oficina en Damasco (Siria) y se dirige a casa en su automóvil. Por el camino un vehículo de cristales opacos le bloquea el paso, bajan de él varios matones encapuchados de las fuerzas de seguridad del 'presidente' Bashar Al-Assad armados con porras de policía y se lo llevan secuestrado a un lugar de las afueras. Allí le torturan, le rompen los dedos, le machacan las manos y le destrozan la cara a golpes. 'Ahora veremos qué sigues dibujando' - le amenazan. A continuación lo arrojan desde un vehículo en marcha a 15 kilómetros de la capital, en la carretera al aeropuerto. "Nadie se detuvo a socorrerme, debido a lo horrible y ensangrentado de mi aspecto..." - recuerda él. Finalmente un camión aparcó a cambiar una rueda y los obreros que iban en él se lo llevaron con ellos de vuelta a la ciudad. Ali Ferzat se exilió a Kuwait y lleva allí medio año recuperándose de las gravísimas lesiones infligidas en sus manos por los sicarios del cobarde Al-Assad. Ahora sigue ejercitándolas a diario con el fin de volver a dibujar.

Caricaturista político desde hace 30 años, su revista Al-Domari apenas duró un par (2000-2002) desde que Bashar Al-Assad llegó al poder; primero le censuraban páginas enteras por atacar a la mafia económica del país; finalmente, se la clausuraron. Durante décadas, los dibujantes sirios utilizaron símbolos para evitar la censura; por ejemplo, cuando Ali Ferzat se refería al poder, dibujaba una silla. A partir de abril de 2011, coincidiendo con el estallido de las protestas de la Primavera árabe, le echó valor y se convirtió en el primer dibujante sirio en retratar al 'presidente', a sus ministros y a sus 'servicios de seguridad', de manera reconocible. (Era la primera vez que alguien se atrevía a algo así desde 1963.) Y la osadía le costó que apenas cuatro meses más tarde le quebrasen los dedos; que es como cortarle las cuerdas vocales a un barítono o romperle las piernas a un bailarín. A pesar de ello, él está decidido a volver a Siria y tiene la total seguridad de que la insurrección triunfará: 'La respuesta de represión ha fracasado. Antes la gente vivía con miedo; yo mismo tenía miedo. Pero ahora la gente se lanza a pecho descubierto contra las armas mortales. Prefieren morir luchando por su libertad antes que seguir malviviendo con miedo. A mí me pasa lo mismo. Dibujar es mi única profesión. El arte es un regalo de Dios y yo debo seguir transmitiendo mi mensaje.' Su consuelo mientras se recupera, es que le concedieron el Premio Sajarov y por encima de todo que sus colegas a nivel internacional le hayan rendido homenaje en multitud de diarios con emotivas viñetas y caricaturas en las cuales se solidarizan con él y aprovechan para retratar a Al-Assad con la virulenta animadversión que se merece semejante criminal. La siguiente, obra del dibujante norteamericano Nate Beeler, es nuestra favorita de todas ellas. El Museo de la Luna