miércoles, febrero 08, 2012

CHARLES CHAPLIN Y SU PÚBLICO (Quino)


Esta reliquia gráfica de Quino es un homenaje crítico a la escena donde Charles Chaplin cocina y se come su propia bota en La Quimera del Oro (The Gold Rush, 1925). La bota y los cordones eran en realidad de regaliz, pero eso no importa. El caso es que Chaplin elevó el hambre y la pobreza a la categoría de arte: Comedia conmovedora que hace sonreír no de burla, sino por empatía e identificación, a lo cual ayudan mucho las miradas subrepticias hacia la cámara: Miradas cómplices que él cultivaba mejor que nadie. No obstante es obvio -como resalta Quino en su dibujo- que la comedia basada en el hambre solo divierte a quien no tiene el estómago vacío: Cuantos menos alimentos puedes adquirir y más te rugen las tripas, menos sonríes y menos gracia te hace. Y cuanto más se queja tu conciencia por los millones de personas que mueren de hambre en el mundo, menos gracia te hace aún. En ese sentido, si su admirado cineasta ideaba y dirigía escenas como ésta, era precisamente porque los estómagos vacíos le tocaban el corazón muy en especial.

A pesar de lo multimillonario que le hicieron su talento y su éxito en la industria del cine, Charles Chaplin se mantuvo fiel a sus orígenes (en sus obras al menos) y prefirió dar relevancia y protagonismo absoluto a los más humildes, ya fuesen un vagabundo famélico, una florista ciega, un niño huérfano o incluso un perrito abandonado. Parecía siempre obsesionado por el deseo de conmover, humanizar y despertar buenos sentimientos hacia los más débiles, como contrapartida al egoísmo materialista e insensible que dominaba la sociedad de su tiempo - y del nuestro. El hecho de que hubiese tantas criaturas en la miseria, pasando hambre, frío, desamparo y calamidades, mientras a otros -él incluido- no les faltaba de nada, era una preocupación permanente en su memoria y le indignaba sobremanera; lo mismo que a Quino, cuyas creaciones -empezando por Mafalda- son todas muy chaplinianas: en ternura infantil, en sarcasmo crítico y en carácter reivindicativo y protector. El Museo de la Luna