Cómic de Ivan Brun > NADA (historia completa)
'NADA' es una historieta sociológica muy representativa del estilo de su autor: Ausencia de texto. Utilización de jeroglíficos para los escasos diálogos. Elocuencia narrativa visual a la manera del cine mudo. Influencia mixta del cómic underground y del manga japonés. Personajes de aspecto infantil pero de comportamiento 'adulto' (codicia, violencia, vicio...) Argumentos basados en la realidad, desnudando por completo la barbarie de los hombres sin ocultar nada a los ojos del lector: Pobreza económica y psicológica, amoralidad, afán de posesión, consumismo, genocidio de los más débiles, deforestación y destrucción de la naturaleza para abastecer el afán de lujo en los países ricos, corrupción de la sociedad por razones pecuniarias, abuso de poder, esclavitud laboral, miseria familiar, violencia doméstica, alcoholismo, drogadicción, prostitución y una falta absoluta de amor al prójimo. En resumen, lo peor de lo peor de nuestra especie. (Por eso hemos elegido ahí el 'Confutatis' y el 'Domine Jesu Christe' del Réquiem de Mozart como música de fondo.)
Consideraba Bernard Shaw que el cristianismo podría ser algo muy bueno, si alguien se decidiese a practicarlo... En las historietas de Ivan Brun no sólo no lo practica nadie, sino que encima hacen todo lo contrario. Es decir, el más oligofrénico egoísmo campa por sus fueros tan infantiloide como en la vida real, pero no disfrazándolo de una madurez inexistente como hacen los... 'adultos'. Compasivo y despiadado al mismo tiempo, somete a los hombres y a las mujeres a la más objetiva y radical radiografía ética, despojándoles de máscaras y dejando en evidencia cómo tienen de vacío el cerebro y cómo tienen de cruel y corrupto el corazón. Vendría a ser una variante del argentino Quino en su faceta más crítica, extirpando el sentimentalismo barato y los juicios morales, para que sea el mismo espectador quien saque sus propias conclusiones y se conmueva si le da la gana.
Cabe reseñar que Brun tiene familia en Palawan, Filipinas, país a cuya cultura le unen lazos muy fuertes y a donde viaja con frecuencia para visitarles. La terrible injusticia social y ecológica en Filipinas supone una constante fuente de inspiración para sus críticas. Por su lúcida visión, sinceridad extrema, espíritu de denuncia y compromiso humano, unidos a la excelencia de su arte, Ivan Brun es quizá -junto al mencionado Quino- el dibujante que más admiración nos merece. El Museo de la Luna
Consideraba Bernard Shaw que el cristianismo podría ser algo muy bueno, si alguien se decidiese a practicarlo... En las historietas de Ivan Brun no sólo no lo practica nadie, sino que encima hacen todo lo contrario. Es decir, el más oligofrénico egoísmo campa por sus fueros tan infantiloide como en la vida real, pero no disfrazándolo de una madurez inexistente como hacen los... 'adultos'. Compasivo y despiadado al mismo tiempo, somete a los hombres y a las mujeres a la más objetiva y radical radiografía ética, despojándoles de máscaras y dejando en evidencia cómo tienen de vacío el cerebro y cómo tienen de cruel y corrupto el corazón. Vendría a ser una variante del argentino Quino en su faceta más crítica, extirpando el sentimentalismo barato y los juicios morales, para que sea el mismo espectador quien saque sus propias conclusiones y se conmueva si le da la gana.
Cabe reseñar que Brun tiene familia en Palawan, Filipinas, país a cuya cultura le unen lazos muy fuertes y a donde viaja con frecuencia para visitarles. La terrible injusticia social y ecológica en Filipinas supone una constante fuente de inspiración para sus críticas. Por su lúcida visión, sinceridad extrema, espíritu de denuncia y compromiso humano, unidos a la excelencia de su arte, Ivan Brun es quizá -junto al mencionado Quino- el dibujante que más admiración nos merece. El Museo de la Luna