Kikujiro no natsu. La película más amable del gran Takeshi Kitano; escrita, interpretada e impecablemente rodada por él, aunque muy distinta a sus ultra-nihilistas historias sobre policías violentos y asesinos psicópatas de la yakuza. El leit motiv musical del compositor Joe Hisaishi (colaborador habitual de Kitano y célebre por sus magníficas partituras para las animaciones de los Estudios Ghibli) se repite en variaciones sucesivas dando a la historia una profundidad emocional fuera de lo común. Road-movie llena de humanidad, ternura y mucho humor chapliniano - pero sin sentimentalismo barato. Masao vive con su abuela en Tokyo; al poco de nacer fue abandonado por su madre, que se casó y tiene una hija, pero él no sabe nada y cuando en el colegio le dan las vacaciones decide ir a encontrarse con ella. Una vecina se entera y encarga a su marido Kikujiro (un desgraciado irresponsable, ex-matón de la yakuza, cuya madre vive en una residencia) que acompañe al niño y lo proteja. Lo que les sucede en su tragicómico viaje no está muy claro si debe hacer reír o llorar, de hecho provoca efecto simultáneo. El Museo de la Luna